Si bien el instinto lo impulsa por las venas, la corrida de toros es desde mucho tiempo atrás gran parte de la tradición de Sevilla, tanto que hoy en día goza de una popularidad increíble y resulta un tremendo atractivo turístico.
Cierto es que genera mucha polémica esto de las corridas de toros por tener frecuentes choques con lo de la protección y respeto por la vida animal, pero en realidad esta práctica ya es parte de toda una sociedad y se toma como tal sin preocuparse mucho al respecto.
Estos eventos se dan en la Maestranza, legendario lugar de corridas que data de 1749 y donde la gente vibra y goza de emoción con cada arremetida del desesperado animal y las maniobras del torero.
Este lugar, que inicialmente poseía una forma rectangular fue reestructurado y mejorado incluyéndosele un museo donde exhibir detalles y glorias de esta impresionante y controvertida expresión artística. Éste se aperturó en 1989 y no ha dejado de tener numerosas visitas.
Ahora, una corrida de toros se divide en tres tercios: el tercio de varas, en el que se le torea y clava puyas; en el tercio de banderillas, como su mismo nombre lo indica, se le «adorna» el lomo clavándole banderillas para azuzar al toro, y por último está el tercio de muerte, en el que después de que el torero ha demostrado su superioridad, con mucha elegancia y estilo le clava el estoque entre los omóplatos para así ponerle fin a la faena.
No es que esté muy de acuerdo con esta práctica pero como tal en Sevilla supone un gran acontecimiento cultural que no merece ser despreciado sino entendido. Y cuéntame… ¿Has visto tú alguna vez una corrida de toros?